lunes, 17 de octubre de 2016

LOS MÉDICOS FRENTE A LA ANTICONCEPCIÓN Y EL ABORTO: ¿UNA TRANSICIÓN IDEOLÓGICA?

INTRODUCCIÓN

Cuando un médico habla de anticoncepción 
no hay que preguntarse cuánto sabe de medicina, 
sino con qué ideas religiosas, morales o políticas 
se identifica. 
ALEX CONFORT


EL ESTUDIO: OBJETIVOS E HIPÓTESIS 

El objetivo del estudio fue indagar las opiniones de los ginecólogos/as y obstetras de los establecimientos públicos de la ciudad de Buenos Aires y de algunos partidos seleccionados del Gran Buenos Aires frente a algunos temas centrales de la agenda de la salud reproductiva: anticoncepción, aborto y derechos sexuales y reproductivos. Adicionalmente, se exploraron posibles diferencias en las opiniones de esta comunidad profesional conforme a variables de perfil sociodemográfico e institucional, como: sexo/género, edad y ubicación geográfica del hospital. De este objetivo se desprendieron otros específicos para cada uno de los temas centrales del estudio. En relación con la anticoncepción, el estudio se propuso: 

1. Determinar el grado de relevancia que otorgan a la anticoncepción como issue científico, social y profesional y como problema de salud pública. 
2. Describir las opiniones que tienen en relación con la función de las políticas públicas en el campo de la salud reproductiva y, en particular, con el rol del hospital público. 
3. Conocer el nivel de iniciativa que consideran deben asumir en la información y prescripción de anticonceptivos.  
 4. Determinar los criterios y las preferencias en la prescripción de métodos según la situación diferencial de las pacientes (nulípara/multípara y adolescente/adulta). 
5. Conocer la evaluación que tienen de los servicios de planificación familiar que funcionan en los hospitales públicos.

 Si bien la indagación sobre las opiniones de ginecólogos/as y obstetras propuesta fue de naturaleza descriptiva, la investigación se apoyó en algunas hipótesis de trabajo que guiaron el relevamiento y aná- lisis de la información. Con respecto a la anticoncepción, recogiendo evidencias de estudios previos (Balán y Ramos, 1989; González, 1995), el estudio se planteó como hipótesis que los tocoginecólogos/as de establecimientos públicos otorgan escasa importancia a la prestación anticonceptiva debido a la inexistencia de incentivos (profesionales y científicos) y a la primacía de un paradigma curativo que orienta tanto su formación profesional como sus decisiones asistenciales. 

Por definición, la anticoncepción es una práctica preventiva que integra el espectro de las prestaciones propias de la atención primaria. No obstante, los ginecólogos/as y obstetras, a lo largo de su formación, son capacitados priorizando y recompensando económica y simbólicamente las destrezas y los conocimientos destinados a la ejecución de procedimientos curativos, de cierto nivel de complejidad y sofisticación tecnológica. Esta tendencia permanece y, a menudo, se acentúa en las etapas posteriores de su carrera. En esta línea, un reciente estudio cualitativo en el cual se entrevistó a ginecólogos/as y obstetras del conurbano bonaerense muestra la demanda –planteada por los/as profesionales entrevistados– por promover la inclusión de la regulación de la fecundidad como un tema central en la currícula de grado y posgrado (López y Findling, 1998). Por otro lado, en los establecimientos públicos no hay incentivos para que los médicos/as se sientan estimulados para recomendar métodos ni reglamentaciones internas claras y explícitas para orientar la asistencia en anticoncepción, a pesar del marco legal vigente en la ciudad de Buenos Aires. 

En relación con el aborto, el estudio se propuso: 

1. Determinar el grado de conocimiento que poseen sobre las normas jurídicas referidas a la 
interrupción voluntaria del embarazo y la trascendencia que otorgan al aborto como problema social y de salud pública. 
2. Conocer sus opiniones sobre las mujeres que abortan y sobre los médicos/as que realizan abortos clandestinamente, así como su acuerdo o rechazo a la despenalización del aborto. 
3. Conocer la evaluación que tienen con respecto a la atención de las complicaciones de aborto en los hospitales públicos. 

Con respecto al aborto, recogiendo evidencias de otros trabajos similares anteriores (Ramos y Viladrich, 1993; González, 1995; Zubieta, 1996), el estudio se guió por la siguiente hipótesis de trabajo: el aborto genera un alto grado de rechazo entre los tocoginecólogos/as de establecimientos públicos porque la atención de sus complicaciones representa una situación en la que, en general, se subvierten las expectativas que orientan la relación entre los médicos/as y los/as pacientes, y porque, de acuerdo con el perfil y las metas de los servicios, el aborto es percibido como un problema que desvía recursos asignados a otros fines y funciones. 

Entre las “expectativas institucionalizadas” ligadas al rol del enfermo (Parsons, 1984) están las de que el individuo no es responsable de su estado de enfermedad y de que está obligado a buscar ayuda técnicamente competente y a cooperar con el médico/a. Es probable que entre los médicos/as predomine la idea de que, con independencia de sus determinaciones más generales, la interrupción de un embarazo es, en última instancia, un acto esencialmente deliberado y consciente, fruto de una voluntad “autónoma”. Además, en vez de colaborar, en caso de haberse provocado efectivamente un aborto, por obvias razones, la mujer habitualmente niega sus maniobras abortivas, provocando así la falta de comunicación de datos certeros y veraces que se supone un/a paciente debe dar a su médico/a. Por último, los establecimientos asistenciales en la Argentina carecen de servicios y de personal preparados para atender este tipo de emergencias. Más bien, están concebidos y estructurados con otros objetivos (como por ejemplo atender partos o controlar embarazos) que no contemplan entre sus fines “naturales” la necesidad de proveer asistencia de emergencia a mujeres que ingresan a los servicios por complicaciones de abortos provocados. 

Como ya se indicó, la investigación también se propuso indagar las posibles diferencias por sexo/género en las opiniones de los/as profesionales alrededor de los temas centrales de la salud reproductiva seleccionados. En este sentido, se partió de la idea de que, dadas la identidad de género, la comunidad de ciertas experiencias y vivencias básicas, las tocoginecólogas vis à vis sus colegas varones tendrían una posición diferente y serían más sensibles y permeables a las necesidades y demandas explícitas o latentes de las pacientes relativas a la regulación de la fecundidad y el aborto. 

En esta línea, un estudio realizado en nuestro país entre médicos/as clínicos y generalistas concluyó que existe una diferencia estadísticamente significativa en el entrenamiento en salud de la mujer recibido por las médicas mujeres en comparación con el recibido por los varones, dato que los autores interpretan como una probable mayor predisposición de las mujeres para asistir a reuniones en las cuales se tratan problemas relacionados con la salud de las mujeres (Mejía et al., 2000). 

Adicionalmente, diversos estudios internacionales muestran que dentro de la profesión médica se está desarrollando un importante fenómeno demográfico: su feminización. En las últimas décadas, la medicina ha experimentado a escala mundial un sostenido aumento del contingente femenino (Pizurki et al., 1988). La Argentina sigue esta misma tendencia: desde la década pasada están matriculadas y se gradúan más mujeres que hombres en las facultades de Medicina (Ministerio de Educación y Justicia, 1985). 

El impacto de la feminización sobre la medicina es, aún, un interrogante (Eisemberg, 1989): ¿la entrada de mujeres a la medicina remueve los criterios, las pautas, los valores, otrora hegemónicamente masculinos, o las mujeres que entran a la profesión se enfrentan a un rol cuya rigidez las obliga a homologarse actitudinal y valorativamente con sus pares varones, de modo de adaptarse? La pregunta cobra particular relevancia en relación con los ginecólogos/as y obstetras: “Las potenciales contribuciones que las mujeres pueden hacer a la práctica de la medicina son especialmente importantes en ginecología y obstetricia. Las mujeres pueden estar más motivadas a reducir la tradicional fragmentación de la atención médica de las mujeres, separada en asistencia obstétrica, planificación familiar, servicios de aborto y cuidado ginecológico. Las mujeres médicas pueden comunicarse más plenamente con sus pacientes, y sería deseable que las mujeres pacientes fueran estimuladas a participar activamente en la toma de decisiones sobre su tratamiento y cuidado” (Kutner y Brogan, 1990, pág. 104, nuestra traducción). 

Autores: SILVINA RAMOS, MÓNICA GOGNA, MÓNICA PETRACCI, MARIANA ROMERO, DALIA SZULIK
Editorial: CEDES (Centro de Estudios de Estado y Sociedad)
Lugar: Buenos Aires, Argentina 
ISBN: 950-9572-20-9


1 comentario:

  1. • La legalización del aborto en muchos países, y la propaganda a favor de su legalización hace que sea uno de los temas más polémicos en la actualidad. El aborto se define como la expulsión de un feto de su matriz antes de que pueda vivir fuera de la madre (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin Feldman, 2009). De acuerdo con (Ray & Carranza, s.f.), el aborto puede ser espontaneo o inducido. El aborto espontaneo por lo general se da por anomalías cromosómicas, y sucede entre la semana 2 y 8, periodo crítico para el embrión. Por su parte, el aborto inducido se da cuando hay una acción externa voluntaria para provocarlo, en este caso, se debe diferenciar 2 tipos de aborto inducido: el indirecto, el cual se da como consecuencia prevista, pero no querida, de atender la salud de la mujer aunque implique la muerte del feto; o directo, el cual busca la expulsión del feto como un fin o como un medio. El aborto inducido directo se puede presentar de 2 formas: Por un lado, los abortos que se provocan por no dejar implantar el embrión en la mucosa uterina o por expulsar al embrión recién implantado; por otro lado, los abortos que se realizan cuando el embrión ya está implantado o cuando ya es un feto de varios centímetros de tamaño. Tanto los abortos espontáneos como inducidos presentan aspectos psicológicos y socioemocionales, pero sólo el aborto inducido presenta aspectos legales y morales, ya que en el aborto espontaneo la culpa no es de nadie. Independientemente de que un aborto haya sido provocado, terapéutico o espontáneo, el hecho de que la mujer experimente una interrupción en su embarazo ya es motivo de dolor para ella, puesto que el embarazo es un proceso que comenzó a gestarse no solo en su cuerpo, sino también en su psiquis, por lo tanto experimentar esa pérdida, indistintamente de las razones, trae repercusiones a nivel físico, psicológico, emocional y socioafectivo para la mujer y muchas veces también para su entorno (Matte, 2012).
    Referencias
    Matte, R. (28 de Marzo de 2012). ¿Cuáles son las consecuencias psicológicas del aborto? Recuperado el 2 de Septiembre de 2016, de www.guioteca.com: https://www.guioteca.com/psicologia-y-tendencias/%C2%BFcuales-son-las-consecuencias-psicologicas-del-aborto/
    Papalia, D., Wendkos Olds, S., & Duskin Feldman, R. (2009). Psicología del desarrollo de la infancia y la adolescencia. México: McGRAW-HILL/INTERAMERICANA EDITORES, S.A.
    Ray, C., & Carranza, C. (s.f.). ABORTO Y PRINCIPIO DE LA CAUSA DEL DOBLE EFECTO. Recuperado el 7 de Septiembre de 2016, de aica.org: http://aica.org/aica/documentos_files/Otros_Documentos/Aborto_Salud_Reproductiva/2003_Aborto_Doble_Efecto.htm

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